Sin que se atisbe evolución política, tal parece que Zacatecas será siempre escenario electoral, apenas pasó la presidencial que ungió a Claudia Sheinbaum Pardo en Palacio Nacional y el producto para el estado fue de 19 legisladores federales, senadores y diputados federales, 30 diputados locales y 58 nuevos ayuntamientos, sin esperar suspenso o descanso a las urnas, ya está tendido enlace futurista por la gubernatura en 2027; el impulso a la revocación de mandato; en la Universidad Autónoma de Zacatecas se adelanta el proceso por la rectoría; en las Secciones 34 y 58 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE, las batallas por los liderazgos se ha desatado; en los municipios aspirantes a las presidencias municipales ya actúan, obsesionados por el poder descuidan responsabilidades gubernamentales.
Y, para acabarla de fregar ahora viene el proceso de elección de jueces, magistrados y ministros, resultado de la reforma al Poder Judicial dictado como iniciativa presidencial desde el sexenio anterior y que ahora la Presidenta de la República, para acallar las voces opositoras, ha reiterado que esa elección va porque vá y se cumplira en junio de 2025. Las mil batallas serán derroche de energías ciudadanas y quieran o no aceptarlo, la confusión crecerá, las atmósferas estatales y municipales se van a contaminar de confrontación y división.
Desde aquí, allá por la Ciudad de México, el centro de las grandes decisiones, por los horizontes del estado, hacia los municipios, se insiste en la reconciliación, pero al ver la dimensión electorera que se viene como avalancha dizque democratizadora, la verdad es que sobrevienen multitud de conflictos, estallidos políticos, polémicas temáticas, debates parlamentarios, sacudimiento en los sectores productivos, porque el activismo electorero otra vez afectará los planes y programas de desarrollo y crecimiento económico para que siga la parálisis, la verdad es que no se ven las rutas de conciliación que impulsen la construcción de acuerdos, consensos y conclusiones efectivamente democráticas.
Este panorama que amenaza con fracturas, rompimientos y divisiones, será un verdadero cruce de caminos, un desbarajuste que provocará alteraciones en los partidos políticos, en los poseedores de la llamada supremacía constitucional, Morena y los Partidos del Trabajo y Verde Ecologista, que de inmediato tienen que explicar a la población de que se trata, que es esa avasallante novedad de exceso de poder; entre los opositores Partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional, de la la Revolución Democrática, aunque éste último se desvanece; en el Movimiento Ciudadano y el Frente Cívico Nacional en proceso de consolidación, tendrán que demostrar que son fuerte oposición.
Para no ir tan lejos, en Zacatecas el primer responsable de la estabilidad política y social es el gobernador David Monreal Ávila, quien tendrá que asumir poderoso liderazgo para que los movimientos y activismo sean encauzados por las vías democráticas y del respeto a las diferencias, a fin de evitar caóticos escenarios; en la UAZ, Rubén Ibarra tiene que fajarse para evitar la dispersión y multiplicación de estallidos políticos en las unidades académicas y en el SPAUAZ, demostrar su capacidad de conducción con armonización y conciliación, si es que no la ha perdido; y claro, las luchas magisteriales tienen que dar lecciones de que se vive una nueva cultura política. Ebullición total.
Sin que se atisbe evolución política, tal parece que Zacatecas será siempre escenario electoral, apenas pasó la presidencial que ungió a Claudia Sheinbaum Pardo en Palacio Nacional y el producto para el estado fue de 19 legisladores federales, senadores y diputados federales, 30 diputados locales y 58 nuevos ayuntamientos, sin esperar suspenso o descanso a las urnas, ya está tendido enlace futurista por la gubernatura en 2027; el impulso a la revocación de mandato; en la Universidad Autónoma de Zacatecas se adelanta el proceso por la rectoría; en las Secciones 34 y 58 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE, las batallas por los liderazgos se ha desatado; en los municipios aspirantes a las presidencias municipales ya actúan, obsesionados por el poder descuidan responsabilidades gubernamentales.
Y, para acabarla de fregar ahora viene el proceso de elección de jueces, magistrados y ministros, resultado de la reforma al Poder Judicial dictado como iniciativa presidencial desde el sexenio anterior y que ahora la Presidenta de la República, para acallar las voces opositoras, ha reiterado que esa elección va porque vá y se cumplira en junio de 2025. Las mil batallas serán derroche de energías ciudadanas y quieran o no aceptarlo, la confusión crecerá, las atmósferas estatales y municipales se van a contaminar de confrontación y división.
Desde aquí, allá por la Ciudad de México, el centro de las grandes decisiones, por los horizontes del estado, hacia los municipios, se insiste en la reconciliación, pero al ver la dimensión electorera que se viene como avalancha dizque democratizadora, la verdad es que sobrevienen multitud de conflictos, estallidos políticos, polémicas temáticas, debates parlamentarios, sacudimiento en los sectores productivos, porque el activismo electorero otra vez afectará los planes y programas de desarrollo y crecimiento económico para que siga la parálisis, la verdad es que no se ven las rutas de conciliación que impulsen la construcción de acuerdos, consensos y conclusiones efectivamente democráticas.
Este panorama que amenaza con fracturas, rompimientos y divisiones, será un verdadero cruce de caminos, un desbarajuste que provocará alteraciones en los partidos políticos, en los poseedores de la llamada supremacía constitucional, Morena y los Partidos del Trabajo y Verde Ecologista, que de inmediato tienen que explicar a la población de que se trata, que es esa avasallante novedad de exceso de poder; entre los opositores Partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional, de la la Revolución Democrática, aunque éste último se desvanece; en el Movimiento Ciudadano y el Frente Cívico Nacional en proceso de consolidación, tendrán que demostrar que son fuerte oposición.
Para no ir tan lejos, en Zacatecas el primer responsable de la estabilidad política y social es el gobernador David Monreal Ávila, quien tendrá que asumir poderoso liderazgo para que los movimientos y activismo sean encauzados por las vías democráticas y del respeto a las diferencias, a fin de evitar caóticos escenarios; en la UAZ, Rubén Ibarra tiene que fajarse para evitar la dispersión y multiplicación de estallidos políticos en las unidades académicas y en el SPAUAZ, demostrar su capacidad de conducción con armonización y conciliación, si es que no la ha perdido; y claro, las luchas magisteriales tienen que dar lecciones de que se vive una nueva cultura política. Ebullición total.