/ martes 23 de julio de 2024

Crónica del poder / Peligrosa escisión en el PRI nacional y estatal

Como tenía que ser, en Estados Unidos ocurrió lo inevitable, la decisión del Presidente Joe Biden de renunciar a la reelección y dar paso a un proceso interno en su Partido Demócrata para determinar quién será el adversario de Donald Trump, el poderoso republicano que insiste amenazante por llegar otra vez a la Presidencia estadounidense y que para México ya representa riegos por sus airados o ofensivos ataques a los migrantes, además de retomar el análisis del tratado comercial con Canadá y México y mantener su política injerencista con el argumento de luchar contra los cárteles mexicanos del fentanilo y el narcotráfico. Hay pues, un proceso electoral que se intensifica peligrosamente y aquí no termina.

El domingo cerró con la noticia de que Alejandro Moreno Cárdenas, "Alito" sigue firme en su propósito reeleccionista en el Partido Revolucionario Institucional y por efecto de prelación, la Secretaria de Organización, Graciela Ortíz asume la Presidencia Interina del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y estira a Miguel Alonso Reyes a la Secretaría General, un nivel que más empodera al ex gobernador zacatecano y que necesariamente impacta en el estado, donde la crisis de división interna es cada vez más evidente, efecto que se produce en medio de los conflictos poselectorales de Zacatecas Capital y Guadalupe, bastiones estratégicos para la sucesión de la gubernatura en 2027.

Ante la desconfianza en el respeto al voto y el deterioro de las instituciones electorales locales, el IEEZ y el TRIJEZ y por la crisis de los partidos que no superan, la ciudadanía parece emprender batallas que, si avanzan hacia soluciones deseadas y exigidas, pueden ser inauditas manifestaciones de fuerza popular y provoquen virajes que reflejen fortalecimiento de la vida democrática entre los ciudadanos que ya retoman su desempeño responsable como actores y protagonistas del desarrollo social, cultural y económico del estado.

Por lo pronto, en el PRI estatal, el dirigente Carlos Peña Badillo anticipa y asegura que para la elección de 2027 su partido va solo, lo que no falta a la veracidad, porque ya el PAN, su aliado en la coalición Fuerza y Corazón por Zacatecas, cuestiona y hasta rechaza continuar en alianza y del PRD nada por decir, porque está rumbo a la extinción. Se advierte pues que entre los priistas la arrogancia direccional aleja a fuerzas internas caracterizadas por su lealtad, como los históricos que se mantienen indeclinables, aunque marginados; personajes otrora dirigentes, legisladores y gobernantes, como Pepe y Adolfo Bonilla, Guillermo Ulloa, José Marco Antonio Olvera, Jaime Santoyo, Roberto Luévano, Alejandro Tello, Esaú Hernández, entre otros muchos militantes, si en un principio manifestaron respaldo al dinamismo de Carlos Peña Badillo, ahora éste les tiene marcada línea de separación y de acción, que al partido exhiben disperso y hasta dividido, debilitado.

Aunque la Secretaría General del CEN del PRI asignada a Miguel Alonso Reyes por interinato será efímera, sin duda el diputado federal electo adquiere relevancia nacional y puede ser actor de primera línea si Alejandro Moreno consolida liderazgo con su reelección y supera a la poderosa disidencia de Enrique Ochoa, Manlio Fabio Beltrones, Dulce María Sauri Riancho, Pedro Joaquín Coldwell, que tienen impugnado el proceso reeleccionista ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Hay pues cisma en el PRI, allá en lo nacional y aquí.

Como tenía que ser, en Estados Unidos ocurrió lo inevitable, la decisión del Presidente Joe Biden de renunciar a la reelección y dar paso a un proceso interno en su Partido Demócrata para determinar quién será el adversario de Donald Trump, el poderoso republicano que insiste amenazante por llegar otra vez a la Presidencia estadounidense y que para México ya representa riegos por sus airados o ofensivos ataques a los migrantes, además de retomar el análisis del tratado comercial con Canadá y México y mantener su política injerencista con el argumento de luchar contra los cárteles mexicanos del fentanilo y el narcotráfico. Hay pues, un proceso electoral que se intensifica peligrosamente y aquí no termina.

El domingo cerró con la noticia de que Alejandro Moreno Cárdenas, "Alito" sigue firme en su propósito reeleccionista en el Partido Revolucionario Institucional y por efecto de prelación, la Secretaria de Organización, Graciela Ortíz asume la Presidencia Interina del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y estira a Miguel Alonso Reyes a la Secretaría General, un nivel que más empodera al ex gobernador zacatecano y que necesariamente impacta en el estado, donde la crisis de división interna es cada vez más evidente, efecto que se produce en medio de los conflictos poselectorales de Zacatecas Capital y Guadalupe, bastiones estratégicos para la sucesión de la gubernatura en 2027.

Ante la desconfianza en el respeto al voto y el deterioro de las instituciones electorales locales, el IEEZ y el TRIJEZ y por la crisis de los partidos que no superan, la ciudadanía parece emprender batallas que, si avanzan hacia soluciones deseadas y exigidas, pueden ser inauditas manifestaciones de fuerza popular y provoquen virajes que reflejen fortalecimiento de la vida democrática entre los ciudadanos que ya retoman su desempeño responsable como actores y protagonistas del desarrollo social, cultural y económico del estado.

Por lo pronto, en el PRI estatal, el dirigente Carlos Peña Badillo anticipa y asegura que para la elección de 2027 su partido va solo, lo que no falta a la veracidad, porque ya el PAN, su aliado en la coalición Fuerza y Corazón por Zacatecas, cuestiona y hasta rechaza continuar en alianza y del PRD nada por decir, porque está rumbo a la extinción. Se advierte pues que entre los priistas la arrogancia direccional aleja a fuerzas internas caracterizadas por su lealtad, como los históricos que se mantienen indeclinables, aunque marginados; personajes otrora dirigentes, legisladores y gobernantes, como Pepe y Adolfo Bonilla, Guillermo Ulloa, José Marco Antonio Olvera, Jaime Santoyo, Roberto Luévano, Alejandro Tello, Esaú Hernández, entre otros muchos militantes, si en un principio manifestaron respaldo al dinamismo de Carlos Peña Badillo, ahora éste les tiene marcada línea de separación y de acción, que al partido exhiben disperso y hasta dividido, debilitado.

Aunque la Secretaría General del CEN del PRI asignada a Miguel Alonso Reyes por interinato será efímera, sin duda el diputado federal electo adquiere relevancia nacional y puede ser actor de primera línea si Alejandro Moreno consolida liderazgo con su reelección y supera a la poderosa disidencia de Enrique Ochoa, Manlio Fabio Beltrones, Dulce María Sauri Riancho, Pedro Joaquín Coldwell, que tienen impugnado el proceso reeleccionista ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Hay pues cisma en el PRI, allá en lo nacional y aquí.