Durante décadas y sexenios gobernar la capital del estado era comodidad política, todos los programas y obras eran ejecutadas por el gobierno estatal que habría impuesto al alcalde de su mismo partido, quien solo disfrutaba del juego político como apéndice del Ejecutivo Estatal. Un escenario al contrario sería imposible, porque la presidencia municipal está en manos de partidos de oposición y, como la civilidad está ausente, se registran exclusiones deliberadas y no existe diálogo entre el gobernador y el alcalde, es el caso de Zacatecas Capital ahora gobernada por el político panista, ex diputado federal, Miguel Varela Pinedo, lo que nadie localmente había pensado o imaginado, pero que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, resolvió de forma contundente y sorprendente, para provocar la decadencia del posible aspirante a gobernador, que lo era Jorge Miranda Castro, para que ahora acceda a esa expectativa el actual alcalde.
Es oportuno recordar un precedente en los mismos escenarios. En 2007 Amalia García Medina y su Partido de la Revolución Democrática postularon candidato al ex presidente municipal de Zacatecas Capital, Javier Suárez del Real y por el Partido Acción Nacional fue lanzado el empresario Cuauhtémoc Calderón Galván, quien salió victorioso a consecuencia de los errores estratégicos de campaña y pudo ejercer un gobierno municipal con aciertos políticos y sociales, hasta lograr posicionarse en 2010 como candidato a gobernador en competencia con el perredista Antonio Mejía Haro y el priista Miguel Alonso Reyes. El panista Calderón superó en campaña al perredista, al grado que le pidieron declinar y hacer alianza con Mejía Haro del PRD, no aceptó y Alonso se llevó el triunfo. Son riesgos en el poder que se pueden repetir.
Al retomar observación sobre la tendencia de unidad y reconciliación que desde el Poder Ejecutivo estatal se ha emprendido para integrar los esfuerzos de los legisladores federales y de los diputados locales del Poder legislativo, y de los 58 presidentes municipales, a fin de encarar juntos la crisis de violencia e inseguridad con la potencial y eficaz estrategia de pacificación e incluso respaldar a los municipios para que logren sanear sus finanzas que les fueron heredadas en bancarrota por sus antecesores, la gente, sobre todo la población de la Bizarra Capital del Estado, no concibe ni entiende porque no se han establecido condiciones de diálogo entre el gobernador David Monreal Ávila y el alcalde de Zacatecas, Miguel Varela Pinedo. ¿Qué no son iguales? Cierto, algunos opinan, hay niveles, pero éstos ya no son tiempos de competencia electoral y el poder estatal como el municipal se deben ejercer con humildad, con respeto, sin arrogancias ni prepotencias, y hacer de las diferencias un esfuerzo recíproco de voluntad política, todo sea por el interés superior de Zacatecas, sus vecinos y visitantes.
En el respeto de autonomías, los equilibrios son esenciales para fortalecer la democracia, si se trata de servir al pueblo, de responderle con solución a sus graves problemas de vialidad, abastecimiento de agua, retroceso turístico, la inseguridad, la crisis económica y de salud, son un colectivo de retos y desafíos que deben enfrentarse juntos, por los gobiernos estatal y municipal, y la sociedad. Insensibilidad e indiferencia deben ser canceladas y abrir oportunidades al diálogo, al entendimiento con respeto, construir acuerdos por el bienestar de los zacatecanos.
/ jueves 31 de octubre de 2024