/ miércoles 3 de julio de 2024

Crónica del poder / Desarrollo y crecimiento con bienestar y justicia, compromiso moral de todos

Aunque haya malestares o enojos que son absurdos de activos excluyentes que se sienten únicos en razones y opiniones, en decisiones y definiciones, que debieran darse desde la fuerza popular, en los últimos 40 años o 6 sexenios, el estado de Zacatecas no ha tenido una etapa de contundencia en el desarrollo con crecimiento económico y sí un serial de acciones y efectos gubernamentales inerciales que han producido un real y verdadero estancamiento, una sucesión de planes, programas y estrategias, muchos truncados o cancelados, y otros dejados a medias que como elefantes blancos exhiben la improvisación, ineptitud e incapacidad para ensamblar con efectividad los esfuerzos gubernamentales y de la sociedad, que aún con las diferencias políticas e ideológicas y los diversos estilos de gobernar, les obliga a ejercer la administración pública y el ejercicio del poder como una continuidad con cambios y transformaciones, de plano le han fallado al pueblo zacatecano.

Por eso la insistencia que ya es coincidencia desde los empresarios, los productores agropecuarios, los mineros, el magisterio, los académicos e intelectuales, las organizaciones sociales, los partidos políticos, los sindicatos oficialistas e independientes, los comerciantes, servidores turísticos, legisladores, los trabajadores al servicio del estado, hasta la iglesia, en el sentido de urgir la reactivación económica del estado, el relanzamiento industrializador, un vigoroso respaldo al campo, la recuperación de la industria turística, la consolidación de nuestro proyecto cultural, la exigencia de trato digno a la federación y de que sean escuchadas y atendidas las expresiones, opiniones y experiencias de analistas y observadores del exterior o de otras entidades, y de la población y los ciudadanos que asumen participación responsable.

En puerta o en veremos están obras supuestamente comprometidas pero incumplidas por el gobierno federal, la presa Milpillas o del Chique como alternativa, para garantizar el abastecimiento de agua potable al noroeste y centro geográfico del estado; la autopista a Aguascalientes, la federalización de la nómina magisterial, la construcción del hospital de tercer nivel en Guadalupe y ahora la construcción del viaducto elevado sobre el boulevard López Mateos con recursos presupuestales estatales, acciones del gobierno y de la sociedad que en los hechos han de significar trascendentes avances hacia la superación del estancamiento del desarrollo, provocado por la impotencia de malos gobiernos, y más recientemente por la pandemia y las innegables condiciones de violencia que por años lograron secuestrar la seguridad.

No se trata de asumir actitudes de pesimismo o catastrofistas, pero lo cierto es que el desdén federalista y las crisis de violencia e inseguridad han estorbado y obstaculizado a la nueva gobernanza, que ahora y a medio sexenio, tiene ya firmes esperanzas en el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, que arrancará el primero de octubre y que constituye la gran oportunidad de horizonte abierto a las expectativas ya trazadas y contenidas, para que ahora sí, con determinación, con el respaldo y confianza de la sociedad y los gobernados, Zacatecas ha de entrar como activo y atractivo en el segundo piso de la cuarta transformación, a fin de acelerar el ritmo del desarrollo integral e integrador y en la construcción de una modernidad con justicia, paz y bienestar, imperativos que entre los zacatecanos ya son consigna.