Lo económico, lo político y la inseguridad son factores que confluyen para generar esa tormenta fatídica que sobre Zacatecas provocan la violencia, las desigualdades, la corrupción, la contención del desarrollo, el debilitamiento institucional, la desconfianza social, la confrontación e incertidumbre que colocan al estado en una pendiente tan frágil y endeble que puede cancelar las expectativas de progreso, transformación y certidumbre que la Nueva Gobernanza se ha trazado.
Para mejor comprender la situación crítica hay que reconocer el desastre financiero heredado por el pasado quinquenio y que por fortuna, por las estrategias de austeridad y de disciplina aplicadas desde la Secretaría de Finanzas, se ha recuperado la estabilidad, panorama que bien puede impulsar a David Monreal a operar con audacia su gestión durante la visita del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el próximo viernes.
Acerca del factor económico los analistas y expertos visionan la presentación de un presupuesto austero para 2023, lo que se traducirá en reducciones para los estados y municipios, caída de inversiones, mayor desempleo, menos producción y productividad, ausencia de obras vitales de infraestructura, un todo de fenómenos que limitarán aún más el crecimiento. Visto así el horizonte del próximo año fiscal, se puede entrever que sobrevendrá en hechos la versión presidencial sobre la austeridad o pobreza franciscana, limitaciones, penurias, vacíos hasta el fondo en materia agropecuaria, industrial, turística, cultural, educativa, minera, el otro todo, conjunto de riesgos y peligros que pueden producir alteraciones, inestabilidad, incertidumbre y estallidos sociales. Sin duda un panorama amenazante.
Los efectos políticos están presentes e innegables, el proceso electoral presidencial 2 024 está más que acelerado y las fuerzas políticas en el poder lideradas por el mandatario estatal, tendrán que asumir decisiones que necesariamente impactarán en lo local, en lo nuestro colmado de crisis. Entre la gente hay reflexión y razonan sobre la posibilidad de que las relaciones que se han roto entre Ricardo Monreal y el presidente López Obrador, puedan afectar a Zacatecas, un rompimiento que ya se desplaza circular y extensivamente por el país y que, en la medida que el Senador zacatecano se torne en peligroso adversario que ponga en riesgo la estrategia electoral de la cuarta transformación, se lesione o se castigue a Zacatecas. Por eso la inteligencia operativa, audacia en la gestión y eficacia en las alianzas.
Con todas esas condicionantes del desarrollo, los zacatecanos más se explican los devastadores efectos de la violencia e inseguridad, que han destruido la otrora impecable imagen de Zacatecas tranquilo, hospitalario, culto, un sector social laborioso, promotor del turismo, extensionista de la historia y las artes de nuestros autores, artistas e intelectuales de todas las disciplinas. Hoy, la percepción de inseguridad está en el 97 por ciento sobre Fresnillo y Zacatecas Capital, más otros focos de violencia esparcidos por regiones y municipios. Por eso, la sensibilidad al máximo, la convicción firme, la inalterable lealtad para que López Obrador acepte que ya el gobierno federal debe reciprocar a Zacatecas con suficiencia en recursos presupuestales, con lo necesario y vital para garantizar recuperación y crecimiento.
Frente a la triste realidad que se sufre, más que los mensajes optimistas de Ken Salazar urgen la comprensión y respaldo del presidente López Obrador.