México tiene un proceso de cambio en su pensamiento político y electoral, vemos que la izquierda socialdemócrata está imponiéndose y por la presencia de ésta en los Poderes Ejecutivo y Legislativo se percibe un desequilibrio respecto a otras corrientes ideológico-políticas, que logró presencia a su favor por altos porcentajes de votación en pasado proceso electoral 2024.
Este cambio en la geopolítica mexicana atiende a nueva correlación de fuerzas partidistas y a la madurez política de la mayoría de electorado generando evolución irreversible en el sistema político y gubernamental. Situación que sucede cuando hay modificación en cualquier sistema en la naturaleza o en lo social, explicada mediante las teorías del cambio y de sistemas pues la dinámica sistémica establece que habrá nuevo equilibrio conforme avanza el tiempo.
Los mexicanos debemos comprender la actual etapa del desarrollo nacional, donde ahora coexisten en magnitud importante fuerzas de una derecha conservadora y de una izquierda transformadora, las pugnas políticas y económicas que observamos es un proceso lógico entre una élite económica acostumbrada a establecer el rumbo nacional favoreciendo al gran capital y que se resiste cederlo a una izquierda mexicana que está en proceso de aprendizaje requerido por la gobernanza y expectativa ciudadana.
La clase política, tanto la anteriormente favorecida y como la actual, tienen contrarios intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad, diferente interés y orientación de ejercer el poder político y económico a nivel nacional, vemos intensa pugna en diferentes contextos como por ejemplo en medios de comunicación definidos como tradicionales respecto a aquellos que utilizan redes sociales; también fuertes debates, a veces críticas destructivas, que observamos en la dinámica parlamentaria. Sin embargo, hay los factores favorables que propician construcción de acuerdos entre la iniciativa privada y el Poder Ejecutivo, hay pactos entre la clase gobernante de diferentes partidos políticos para buscar equilibrios electorales y con ello gubernamentales. Es menester que la clase política mexicana logre entender cabalmente y con honestidad la nueva circunstancia de vida democrática, que miembros del nuevo régimen gubernamental por iniciar y las fuerzas opositoras entiendan y apliquen lo que es gobernar realmente para todos y dejar de lado antagonismos a quien piensa diferente o revanchismos desde cargos públicos.
En síntesis, esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde existe reposicionamiento en correlación de fuerzas. Es benéfico para el ciudadano si se establece una nueva estructura que equilibre éstas para generar una sola resultante de tipo positiva y no negativa. Veremos más intenso y hasta con visos de despiadado el forcejo entre élites político-económicas y grupos que desean consolidarse como alternativa político-electoral a mediano plazo. Lo deseable para el pueblo mexicano es tener acuerdos exitosos entre dichas fuerzas para sana convivencia y verdadero desarrollo nacional.
México tiene un proceso de cambio en su pensamiento político y electoral, vemos que la izquierda socialdemócrata está imponiéndose y por la presencia de ésta en los Poderes Ejecutivo y Legislativo se percibe un desequilibrio respecto a otras corrientes ideológico-políticas, que logró presencia a su favor por altos porcentajes de votación en pasado proceso electoral 2024.
Este cambio en la geopolítica mexicana atiende a nueva correlación de fuerzas partidistas y a la madurez política de la mayoría de electorado generando evolución irreversible en el sistema político y gubernamental. Situación que sucede cuando hay modificación en cualquier sistema en la naturaleza o en lo social, explicada mediante las teorías del cambio y de sistemas pues la dinámica sistémica establece que habrá nuevo equilibrio conforme avanza el tiempo.
Los mexicanos debemos comprender la actual etapa del desarrollo nacional, donde ahora coexisten en magnitud importante fuerzas de una derecha conservadora y de una izquierda transformadora, las pugnas políticas y económicas que observamos es un proceso lógico entre una élite económica acostumbrada a establecer el rumbo nacional favoreciendo al gran capital y que se resiste cederlo a una izquierda mexicana que está en proceso de aprendizaje requerido por la gobernanza y expectativa ciudadana.
La clase política, tanto la anteriormente favorecida y como la actual, tienen contrarios intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad, diferente interés y orientación de ejercer el poder político y económico a nivel nacional, vemos intensa pugna en diferentes contextos como por ejemplo en medios de comunicación definidos como tradicionales respecto a aquellos que utilizan redes sociales; también fuertes debates, a veces críticas destructivas, que observamos en la dinámica parlamentaria. Sin embargo, hay los factores favorables que propician construcción de acuerdos entre la iniciativa privada y el Poder Ejecutivo, hay pactos entre la clase gobernante de diferentes partidos políticos para buscar equilibrios electorales y con ello gubernamentales. Es menester que la clase política mexicana logre entender cabalmente y con honestidad la nueva circunstancia de vida democrática, que miembros del nuevo régimen gubernamental por iniciar y las fuerzas opositoras entiendan y apliquen lo que es gobernar realmente para todos y dejar de lado antagonismos a quien piensa diferente o revanchismos desde cargos públicos.
En síntesis, esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde existe reposicionamiento en correlación de fuerzas. Es benéfico para el ciudadano si se establece una nueva estructura que equilibre éstas para generar una sola resultante de tipo positiva y no negativa. Veremos más intenso y hasta con visos de despiadado el forcejo entre élites político-económicas y grupos que desean consolidarse como alternativa político-electoral a mediano plazo. Lo deseable para el pueblo mexicano es tener acuerdos exitosos entre dichas fuerzas para sana convivencia y verdadero desarrollo nacional.