Las Administradoras de Fondos para el Retiro, conocidas como Afore, son actualmente el principal prestamista del sexenio de la Transformación de Cuarta (T4), ya que hasta la primera quincena de enero habían entregado al Gobierno Federal la cifra récord histórica de 3.1 billones de pesos, lo que representa el 50.7% de los ahorros de los trabajadores.
Es decir, las Afores superan a los inversionistas extranjeros en préstamos al gobierno; incluso, estos han retirado 343 mil millones de pesos en deuda gubernamental desde el inicio de este sexenio, al optar por asumir mayores riesgos en busca de mejores rendimientos.
Contexto, en el que el gobierno de la destrucción está aplicando los recursos de las y los trabajadores mexicanos en la construcción de las mega obras faraónicas capricho de Andrés Manuel López Obrador.
Proyectos en los que los hijos, familiares y amigos de AMLO están haciendo negocios multimillonarios, resultado de la corrupción que priva al interior de los gobiernos morenistas, como costos inflados, cancelación de obras prioritarias, inauguración de infraestructura inconclusa y licitaciones a modo.
Mi comentario de esta ocasión es en referencia a las cifras dadas a conocer recientemente por el Banco de México (Banxico) en un informe, donde señala que, en comparación con noviembre de 2018, a la fecha las Afores duplicaron el monto de préstamos hechos al gobierno federal; mientras que la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) confirma que las administradoras han entregado al gobierno más de la mitad de los ahorros de los trabajadores.
Los préstamos a la autoridad federal tendrían como objetivo maximizar las ganancias de las Afores al invertirlas en valores gubernamentales de bajo riesgo y buen rendimiento, como Cetes, Udibonos, bonos y bondes.
Eso sería un propósito loable, si la T4 invirtiera los recursos, como debe ser su obligación, en infraestructura, salud y seguridad, para dar beneficio a toda la población, fortalecer al ahorro interno y financiar el crecimiento del país con inversión pública.
Lamentablemente, las cifras nos muestran otra realidad en México. Los recursos del gobierno federal son encaminados a realizar las megaobras de López Obrador, como la Refinería de Dos Bocas, Aeropuerto Felipe Ángeles, Tren Maya y Corredor Interoceánico. Todas están inconclusas y con sobrecostos, que duplicaron y hasta triplicaron el presupuesto original.
Tampoco tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca. La constante es la falta de medicamentos y personal médico en la mayoría de los hospitales públicos; y se eliminaron beneficios como las guarderías para las madres trabajadoras y las escuelas de tiempo completo.
En seguridad pública, estamos a meses de concluir el que será el sexenio más violento de la historia de México, con casi 200 mil homicidios dolosos, más de 120 mil desaparecidos y el territorio nacional en manos del crimen organizado.
Por eso, es lamentable que los ahorros de los trabajadores se estén encaminado a prestar al gobierno federal para que los derroche también en la entrega de los programas sociales electoreros, con los que busca coartar el voto de las y los ciudadanos en el 2024 para mantenerse en el poder como el dictador que es.